Te propusiste mejorar tus hábitos en este 2025, pero, ¿sientes que la procrastinación se ha convertido en una compañía difícil de dejar atrás? No te preocupes, antes de que la culpa te abrume, regálate 5 minutos para leer este contenido; al hacerlo, encontrarás nuevas herramientas que te ayudarán a establecer una solución definitiva para que, posponer tus tareas, deje de ser un obstáculo en tu camino.
Hay una Biblia especial para ti, que te ayudará a entender el camino, la verdad y la vida
Entendamos primero que la definición de procrastinación "se deriva del verbo en latín procastinare, que significa dilatar la presentación de una actividad de forma voluntaria, también deriva de la palabra en griego antiguo akrasia, que significa hacer algo en contra del juicio o hacerse daño a uno mismo"; tal vez te llegué a la mente que precisamente hoy, dejaste de leer tu plan de lecturas bíblicas para caminar 365 días con Jesús, por hacer un interminable scroll en instagram; sin embargo, recuerda que así como puedes decidir retrasar tus labores, puedes resolver hacerte cargo de todo lo que trae bienestar para tu vida.
El problema de la procrastinación es cada vez más frecuente en nuestra sociedad, pero ha sido un comportamiento universal que ha trascendido culturas y épocas, incluso empieza a presentarse desde la adolescencia y se establece en la edad adulta alterando el desempeño académico y laboral; por eso en la Biblia vemos diferentes casos como el del empleado que recibió mil monedas de su jefe y cuando el hombre volvió de su viaje, el trabajador le dio una excusa poco convincente: "Señor, yo sabía que usted es un hombre muy exigente, que pide hasta lo imposible. Por eso me dio miedo, y escondí el dinero bajo tierra. Aquí le devuelvo exactamente sus mil monedas. El hombre respondió: - Eres un empleado malo y perezoso ... y dijo a sus ayudantes: Quítenle a este las mil monedas y dénselas al que tiene diez" Mateo 25. 24-30 TLA. La Palabra de Dios es clara en afirmar que el que es fiel en lo poco se le entregará mayores cosas (Mateo 25.23).
Aún estas a tiempo de cambiar el rumbo de tus pasos, por eso identificaremos algunas causas que nos conllevan a la procrastinación, para que así sepas objetivamente las áreas de tu vida que debes trabajar, luego te daremos algunos consejos bíblicos que puedes emplear desde ahora para que no dejes para mañana lo que debes hacer hoy.
Las causas más frecuentes de la procrastinación tienen que ver con factores internos y externos:
Aquellas que se originan en nuestra mente e involucran nuestras emociones son:
- Baja autoestima: Cuando nos sentimos incapaces o insuficientes, nos dificulta que demos inicio a nuestras labores importantes.
- Perfeccionismo: El pretender alcanzar siempre un nivel ideal, nos puede llevar a mantenernos estáticos sin avanzar.
- Miedo al fracaso: El pensamiento frecuente a no cumplir las expectativas propias o de los demás puede paralizarnos.
- Falta de motivación: No sentirnos satisfechos o hallar una tarea poco interesante o desafiante nos hace más fácil la postergación.
- Problemas al gestionar nuestras emociones: La ansiedad, el estrés o la depresión pueden dificultar la concentración y la motivación para avanzar en nuestros propósitos.
- La procrastinación como hábito: El repetir tantas veces la postergación, nos conlleva a hacerlo en automático.
Aquellas en las que nuestro entorno puede influir para nuestro comportamiento dañino son:
- Sobrecarga de tareas: Tener demasiadas responsabilidades puede generar la sensación de agobio y llevar a la postergación.
- Falta de estructura: La ausencia de un horario o de un espacio de trabajo adecuado puede dificultar la concentración.
- Distracciones: El acceso constante a dispositivos electrónicos y redes sociales puede ser una gran tentación para postergar las tareas.
- Presión social: Las expectativas de los demás pueden generar estrés y ansiedad, lo que a su vez puede llevar a la procrastinación.
- Falta de apoyo: No contar con un entorno que nos motive o nos ayude a alcanzar nuestros objetivos puede dificultar el progreso.
Ahora es el momento de recibir esos consejos llenos de amor y sabiduría que, a través de la Palabra de Dios, te guiarán a dejar atrás la procrastinación, no solo en este 2025, sino a lo largo de toda tu vida.
1. Comienza haciéndote las preguntas que realmente importan para identificar tu objetivo pilar: ¿qué es lo que me importa a mí? ¿qué quiero para mi vida en todos los aspectos? Imagina la vida que tendría sentido para ti y, desde esa visión, planifica tu vida, tu trabajo y tus tareas. Con ese objetivo claro en mente, sabrás hacia dónde dirigirte y podrás trazar tu camino.
"Enséñanos a pensar cómo vivir para que nuestra mente se llene de sabiduría" Salmos 90.12 TLA
2. Desglosa tu objetivo pilar en 3 meses para desarrollar proyectos y tareas concretas: Esta planificación es la que te ayudará a acercarte a tu visión de manera tangible. No se trata de dispersarte en un montón de objetivos, algunos importantes y otros no tanto, o incluso contradictorios. Sabemos que nuestra capacidad de enfoque es limitada, así que es importante que reserves fechas y tiempo en tu agenda para las tareas relacionadas con tu objetivo, que se compone de muchas acciones y pequeñas tareas diarias.
"Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora". Eclesiastés 3.1 TLA
3. Vive un día a la vez, centrando el 80% de tu energía en una meta: Verás que cuando alcances una meta importante, irás tras otra y otra, logrando superar lo que te propones; con el 20% de energía restante, descansa o realiza actividades que disfrutes y te permitan seguir recargando tus fuerzas.
"Cuando ustedes digan algo, que sea “sí, sí” o “no, no”; porque lo que es más de esto, proviene del mal" Mateo 5.37 TLA

No olvides que la Biblia nos invita a ser buenos administradores del tiempo que Dios nos ha regalado. Al dejar atrás la procrastinación, podemos aprovechar al máximo todas las oportunidades que se nos presentan. ¡Empieza hoy mismo a disfrutar de una vida más productiva y plena, y recuerda que tienes la mejor guía para lograrlo: la Palabra de Dios!