Lo que pasa cuando dejas tu Biblia guardada (y nadie te lo dijo)
Tal vez hace tiempo que tu fe se fue apagando.
Tal vez vas a misa solo de vez en cuando… o incluso te duermes durante la homilía.
Tal vez tienes una Biblia guardada, llena de polvo,
y piensas que ya no tiene nada que decirte.
Pero esto que estás leyendo es un recordatorio:
todavía puedes volver.
Mira, la Iglesia dedica este mes a la Biblia porque recuerda a San Jerónimo,
un hombre que pasó noches enteras traduciendo la Palabra de Dios.
No lo hizo para sabios ni para perfectos.
Lo hizo para la gente normal.
Para ti.
Él decía: “Ignorar la Escritura es ignorar a Cristo”.
Y tenía razón.
Porque abrir la Biblia es dejar que Cristo mismo salga a tu encuentro.
La Biblia habla cuando pierdes un ser querido,
cuando recibes una mala noticia,
cuando sientes que la vida se te vino abajo…
y aun así susurra:
“Yo sé que mi Redentor vive”.
La Biblia te habla cuando no encuentras trabajo,
cuando te despiertas en la madrugada con ansiedad…
y escuchas una voz que calma tu corazón:
“El Señor es mi pastor, nada me falta”.
La Biblia te habla y te recuerda que Dios no se olvida de los que nadie mira,
y se atreve a decir:
“Dios levanta a los humildes”.
No importa que tan lejos hayas caminado,
la Palabra siempre tendrá algo que decirte:
“Yo estoy contigo. No tengas miedo. Sí, hay futuro”.
La Biblia no es un libro solo para quienes llevan sotana.
Es para los cansados, los que dudan, los que buscan, los que lloran.
Es para ti.
Y este septiembre, la Iglesia te invita a dar un paso de regreso:
Vuelve a la Biblia.
Vuelve a escuchar esa voz que nunca se cansó de llamarte.
Vuelve a la fe, aunque sea con pasos temblorosos.
Porque Dios, el Dios que estuvo presente en tu primera comunión, no se ha olvidado de ti.
Y su Palabra es la lámpara que puede volver a encender tu camino.
Aunque la noche sea larga,
aunque sientas que tu corazón ya no cree como antes,
abre de nuevo esas páginas.
Allí te espera una llama que nunca se apagó.
Esa llama tiene un nombre que lo cambia todo:
Jesucristo, tu esperanza viva.